Cada quien persigue la felicidad de formas muy diferentes. Sin embargo, hay una realidad irrefutable, tú eres tu fuente de felicidad, algunos hábitos positivos pueden ayudarte a lograrlo. Tal vez ya forman parte de tu estilo de vida, de no ser así, es momento de integrarlos:
- Agradece, inicia tu día dando gracias por estar vivo. También puedes reconocer todas las cosas buenas que te rodean. De acuerdo con un reciente estudio publicado por Journal of Positive Psychology, la gratitud impacta positivamente tu estado de ánimo y amplia tu sensación de esperanza.
- Sonríe, al hacerlo, logras que tu rostro se ilumine y permites se activen pequeñas moléculas, creadas para defenderte del estrés. Además el cerebro libera dopamina, serotonina y endorfinas, hormonas que bajan los niveles de ansiedad y elevan las sensaciones de felicidad.
3. Camina bajo el sol, lo cual promueve la producción de vitamina D, que reduce las probabilidades de sufrir depresión, al mismo tiempo que eleva tus defensas. Lo mejor es que también te mantiene alerta, por lo que serás más productivo a lo largo del día. Si programas tu reunión con el astro rey por las mañanas, 15 minutos bastan para recibir sus efectos benéficos.
4. Respira profundo, especialmente en eso momentos en que la tensión se apodera de tu ser, ante situaciones estresantes. El siguiente ejercicio recomendado por Harvard Health te llenará de emociones positivas y reducirá la ansiedad y la tensión en los hombros: cierra los ojos, trata de recordar un momento feliz, inhala lentamente por la nariz y expira lentamente por la boca. Repite el proceso al menos cinco veces y nota la calma.
5. Toma un masaje, contribuirá a incrementar tus niveles de dopamina, oxitocina y serotonina, además de reducir el cortisol segregado por tu organismo en momentos de estrés. Cuando termine sentirás una inmensa tranquilidad.
6. Cuida la salud de tu microbiota, si se encuentra en balance, optimiza la producción de serotonina, que mejora tu estado de ánimo y te brinda felicidad. Así que incluye en tu dieta alimentos ricos en probióticos esenciales para el equilibrio de la microbiota intestinal, como: yogurt, kéfir, tempeh, miso y kombucha. Evita el consumo de alimentos procesados y ricos en grasa, que provocan inflamación y desequilibran la salud intestinal.